domingo, 22 de enero de 2017

Crema de chirivía

No hay nada que me moleste más en esta vida que llegar sobre las 20 horas del curro y encontrarme cuando llego, a los tres chilindrinos sin duchar, con los deberes en stand-by y esa mirada de "perrillos abandonaos" diciendo que tíenen hambre.

En el mejor de los casos, he dejado algo preparado y además les gusta, pero la mayoría de las veces ni tengo nada hecho, ni tengo ideas nuevas, ni tengo ingredientes, ni ganas, o lo que hay no es sano, o lo que hay sé desde el principio que me lo van a querer tirar a la cara.

En casa al contrario que yo, no son muy fanes de las cremas de verduras. La crema de brócoli, y la de coliflor al curry he conseguido sólo que las prueben. Algunas otras se las comen, sí, porque no les queda otra, peeeero les echan tantos frutos secos o picatostes encima que consiguen convertir el plato en "frutos secos con su poquito de crema de verdura", o "picatoste gigante sobre una mini-cuna de crema de verduras".



Pues bien, esta crema está entre pinto y valdemoro, ni sí, ni no, ni blanco, ni negro.

La cara cuando la vieron fue la de: otra vez nooooo  (ojos vueltos y manos en la cabeza a lo drama italiano).
Un gesto por mi parte de "tranquis" con la intención de apaciguar a las masas y las primeras palabras que consigo articular por no empezar con el lanzamiento de cuchillos es: confiad chicos, confiad en vuestra madre!

Ellos que no son muy de fiarse en cuanto a verdura se refiere, se sientan a la mesa refunfuñando, llenan el plato de panecillos y lo empiezan a probar con las peores caras de asco que saben poner (deben de haberla ensayado millones de veces porque les sale de película).
Y aquí es cuando comienza la transformación de sus caretos, por lo menos las de los grandes, el chico no tiene remedio. No voy a deciros que les encanta, pero la realidad es que el sabor dulce de la chirivía les ha medio gustado, son cabezotas y no quieren reconocer que les mola, pero se lo han comido entero.

Así que gracias a mi amigo Paco que me ha descubierto la chirivía, añado una receta sana a la pequeña lista de cosas saludables que mis hijos medio comen.

Para quien no la haya probado antes es como una zanahoria más grande, más gordita, de color blanco y muuucho más dulce.

Aquí os dejo la receta:

Ingredientes:
5 chirivías
2 zanahorias
1 cebolleta
1 chorrito de aceite de oliva para rehogar las verduras
aprox. 150 ml de caldo de verdura (mejor si es caserito)
sal
1 pizca de nuez moscada
1 pizca de jengibre seco molido
1 pizca de pimienta negra

Preparación:
pelar las chirivías, las zanahorias y la cebolleta, cortarlas en cuadraditos de tamaño similar para rehogarlas en una sartén a fuego lento hasta que la cebolleta se ponga blanca y blandita (unos 10 minutos).

Retirar y poner en un cazo con el caldo de verdura y cocer durante 15 minutos.
A continuación sólo hay que pasarlo todo por la batidora hasta que se quede con textura de crema y aliñar al gusto con sal, nuez moscada, jengibre y la pimienta negra. Si os queda demasiado densa, podéis echarle más caldo de verdura.
Yo le he echado muyyy poquito de cada especia porque me interesaba no quitarle sabor a la chirivía.


Ahora a ser valientes y a buscar chirivía en la frutería más cercana y a probarla, que lo mismo os lleváis la sorpresa de vuestra vida y vuestra tropa se la come sin rechistar, no como la mía.

Salud!

Celia.

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